Bien hoy quería hablar de algo sencillo pero que define mi forma de pensar. Mejor
dicho, como desarrolle mí forma de pensar.
La base de mi forma de pensar y por lo tanto la forma en que juzgo al mundo se divide entre dos polos: el escepticismo y la mentalidad abierta.
Estos dos tipos de mentalidades, las aplico cuando leo algo, converso con alguien o discuto algún tema en especifico: siempre llevo la contrario a todo lo que me dicen pero a la vez dejo mi mente lo suficientemente abierta –mentalidad abierta- para poder aceptar la nueva información que me llega, darle ese mínimo de oportunidad en mi mente.
Estos dos tipos de mentalidades, las aplico cuando leo algo, converso con alguien o discuto algún tema en especifico: siempre llevo la contrario a todo lo que me dicen pero a la vez dejo mi mente lo suficientemente abierta –mentalidad abierta- para poder aceptar la nueva información que me llega, darle ese mínimo de oportunidad en mi mente.
Si alguien me dice que algo funciona por esto o no funciona por
aquello inmediatamente doy argumentos que contradicen las opiniones de la otra persona, contra argumentar un tema es la base del escepticismo debido a que obliga a la otra persona validar sus puntos.
Esta forma de actuar me ha permitido aprender tanto y de tantos temas que a veces me sorprendo de lo que he llegado saber. También me ha permitido saber mucho sobre las personas y su psicología.
Pero bien…
En orden de poder entender el mundo y poder vivir en él hay que
tener un equilibro entre ser escéptico para llevarla la contraria
a las nuevas ideas y tener la mentalidad abierta de aceptar las nuevas
ideas. Con delicadeza hay que combinar la necesidad revisar cada
pedazo de realidad que se nos presenta con la apertura mental para que las
nuevas ideas fluyan hacia nosotros
La crítica, mejor dicho, la
actitud de llevarle la contraria a toda nueva idea, información o
interpretación que te llegue te
permite saber lo que es real o no, diferencia entre lo posible o no y lo más importante de todo poder desechar información
inútil.
Mientras tener la mentalidad abierta es vital para que la parte
creativa de nuestro cerebros trabajen, nos permite crecer, asimilar cosas
nuevas y, lo más importante, ponerlas en práctica.
Lo malo, ambas formas de
pensar pueden chocar entre si. Además si solo
eres capaz de utilizar una de las dos tienes un problema.
Ser escéptico solamente sin la mas mínima tolerancia a ideas diferentes a las que tienes, aparte de volverte extremista, corres con el
riesgo de convertirte en un ser deprimido, obstinado y rabioso con el mundo, ese tipo de persona que culpan a los demás de
tus problemas, te vueles un anciano prematuro torturado por la falta de razón que
nos gobierna. El escepticismo fácilmente puede volverse una camisa de fuerza
que te estanque en la vida y no te permita evolucionar.
Ser de mentalidad abierta sin ningún halo de critica te puedes convertir en
una persona fácil de engañar, en creer cualquier cuento que te digan. Te convertirías en ese tipo de personas que
creen en teorías de conspiración, te
lleva a decir a todo que sí. Perder
la capacidad de ser critico frente a una nueva idea hace que todas esas ideas se conviertan en verdaderas o en resumen te vuelves en un ser
completamente crédulo y te crees cualquier idea sin importar lo inverosímil que
sea.
Muchas ideas son completamente absurdas o sencillamente mal
fundamentadas, mal interpretaciones de un hecho especifico pero siempre habrá una
idea que valga su oro en peso y sencillamente te permita cambiar la forma
de ver el mundo, ser demasiado escéptico hará que esas ideas que valen oro no lleguen a ti. Por otro lado si aceptas como verdad toda
idea que llegue a ti, ninguna tendrá valor
ni podrás cambiar tu forma de pensar.
Por eso hay que encontrar el balance adecuando entre un buen nivel
de pensamiento crítico hacia lo nuevo
como un buen nivel de aceptación o
tolerancia a ideas nuevas.
Que el escepticismo no sea una camisa de fuerza
Que nuestra forma de pensar sea de tipo “cerrada” no es más que
tener en nuestra materia gris un cumulo de prejuicios que no nos deja discernir la
realidad tal como se va presentando.
Por ello a la hora de analizar el mundo con realismo debemos cuidar
nuestro hábito de pensar.
Por ello ante una nueva idea no la rechaces, analiza y contrasta y lo más importante no te fijes en la fuente y con esto me
refiero no la descarte por quien genero la idea. Muchas veces
una idea es rechazada sencillamente por la reputación o falta de
reputación de la persona que da su argumento no por el argumento en sí.
La clave de todo está en aplicar el
escepticismo a toda idea que llegue a ti y más importante es que se critico con
lo que no te gusta pero se 10 veces más crítico con lo que te gusta. Un fundamentalista o radical es
sencillamente alguien que acepta sin cuestionamientos sus sistemas de
creencias pero rechaza sin ningún animo
de tolerancia cualquier idea que cuestione sus sistemas de creencias.
Para no ser un simple ingenuo
La credulidad te conviene en un ser ingenuo por falta de pensamiento crítico. Nos hacen fácil de engañar o dejarnos llevar por falacias
Y es sencillo tan solo búscale la quinta pata al gato. La idea es que muchas veces las personas consideran porque D va después que A asumen que D es producto de A, B y C existen también. Muchas veces las personas se conforman con lo más simple de cada idea o evento que se pueden presentar. Los errores más fáciles de cometer son errores de causa-efecto. Vemos el efecto e inferimos su causa.
Los patrones pueden ser nuestros peores
enemigos y lo digo por esto muchas veces nos enfrascamos en ver patrones donde
sencillamente no los hay. El ser
humano ha aprendió a conectar puntos
pero después nos obsesionamos con ello por eso muchas veces información
aleatoria y sin conexión termina convirtiéndose en una gran conspiración.
La clave de poder entender el mundo, de poder ser guiado sin ser
manipulado, poder aprender sin ser una
simple oveja. El arte de aprender a
distinguir información valiosa es más necesaria que nunca ya que vivimos en un
mundo donde abunda la "sobreinformación".
Cultivar el equilibro entre escepticismo y la mentalidad abierta, es la clave para no caer en los extremos.
Por lo tanto cuestiónalo todo, absolutamente todo, pero nunca te
cierres a lo nuevo.
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