Cuando una persona escribe, generalmente, lo hace para poder pensar, entender y saber querer.
Después de un cuarto de siglo de vida te has dado cuenta que eres exagera-mente tímido. Uno de los mayores limitantes que tiene cualquier persona, es la de preocuparse lo que puedan pensar sobre ella, temes pasar por tonto, quedar en ridículo o que no te valoren.
Cuando fuiste joven quisiste ser escritor, es el único camino que tienes para saber en que piensas y que te importa.
Escribir, solo tiene un propósito para ti, el de ser entendido. Escribir se ha convertido en tu bitácora de vida. Escribirás sobre cada desamor que hayas tenido, cada derrota, cada triunfo, de las cosas que apreciaste, de las situaciones amargas. Escribes con la esperanza de encontrar alguien que quiera ser parte de las paginas del libro de tu vida.
Escribir es desenvolver los misterios, los nudos, que hay dentro de ti. Es la forma en la cual puedes conocerte mejor.
Entretejer varias palabras, armar frases, el hecho de poder escribir, logra definir la clase de persona que quieres ser, lograr definir cuales son tus metas en la vida, lograr definir con quien quieres pasar el resto de tu vida.
Cada vez que logras juntar una palabra tras otra, encuentras el camino para saber reconfortarte.
Cada vez que logras escribir, te alegras porque lo has hecho. Con cada relato de ficción, opinión o autobiográfico que has escrito has documentado los aspecto mas importantes de tu vida.
Cada escrito es la prueba de que has podido crecer y evolucionar.
Escribirás porque te da miedo hacerlo. Es enfrentarte a un espejo donde se ve tu reflejo, te obligas a observarte y analizarte. Te obligas ver lo que eres y decidir hacia a donde vas.
Un día miraras hacia atrás, veras los que has aprendido y vivido. Solo con eso, sabrás que tienes que escribir.
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