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| Virginia Woolf | 
Quizás sea pretencioso de mi parte escribir un artículo
sobre el proceso creativo de “escribir”, en total, mis actividades como
escritor se limita a escribir artículos e historias cortas.  Quizás pueda 
ayudar  el hecho que haya leído biografías
de muchos autores y novelistas, leer sobre cómo eran sus rituales sobre
escribir.
Para muchos escritores a través  de la historia, al igual, cualquiera que dedique
un buen porcentaje de su tiempo a escribir 
puede decir con toda autoridad que la soledad es una parte esencial de
sus trabajos.
Aunque no es el ingrediente definitivo, la soledad quizás
sea el ingrediente más efectivo para llevar 
a cabo su obra literaria.  Sobre
todo cuando se trata de trabajos largos como una novela o algo así.   
Tener un tiempo aislado del mundo solo
enfocado en lo que trabajas,  es una de
las mayores bendiciones que se puede tener.
La mente de un escritor 
está trabajando con tantos elementos 
en una espiral de creatividad que una simple conversación  puede parar ese ímpetu.
Lo triste del asunto es que un escritor no escribe para estar
solo,  escribe es porque se encuentra
solo.   Ese malentendido siempre rondara
en la cultura intelectual.
La soledad no despierta ningún  interés en el escribir,  como el escribir no aleja la gente,  un escritor arma palabras y crea historias
para comunicar lo que siente.    Un escritor 
escribe lo que no puede decir. 
Escribe para que sus palabras lleguen a alguien.
Más de alguna vez  habrán
sentido esa sensación de desesperanza o ansiedad antes de dormir, repasando
todas tus acciones y pensamientos del día. 
Eso ocurre porque el cerebro finalmente se libera de los estímulos
sensoriales que  lo distraen, y se ponen
en marchar para repasar lo que se hizo y lo que hace falta por hacer.
Ese  momento antes de
dormir están tenebroso debido a que es el momento que estas solo con tus
propios pensamientos.    Es el momento donde evalúas tu  existencia y dejas que los problemas
tomen  dimensiones  enormes en tu concepción del mundo.
En el caso de una persona solitaria toma ese momento para
plasmarlo en palabras, es un acto de catarsis. 
Crear diálogos entre personajes, escribir sobre una película,  describir un evento ficticio o real o llenar
las páginas de un diario personal.  
Todas son formas de expresar emociones internas, dejar las ir para tomar
bocanadas de aire puro, en cierto sentido, liberarse de las emociones que
quieren salir al mundo exterior.
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| Rousseu | 
Quizás sea la razón que la soledad sean tan romantizada por
tanto escritores y pensadores,  como Rousseau  dijo alguna vez  “Mis hábitos son gracias a la soledad, no del
hombre”.
Muchos escritores se aíslan  debido a 
que en la soledad no tienen nada más que hacer sino escribir. Saben que
la felicidad es necesita de mas felicidad para continuar, para
alimentarse.    Éxito atrae más éxito.   La vida es una sucesión de puertas que se
abren y  se cierran, por cada puerta que
se abra habrán otras más a continuación.
La soledad envuelve al anciano, a la servidumbre joven
condenada a trabajos aburridos y sin propósito.   Esa la suerte del escritor,  tener la soledad como aliada.
Lamentablemente nadie disfruta la soledad,  es una compañera agria y deprimente.  Es poco probable que alguien se siente para
escribir  esperando ser  famoso y llenarse de amigos.   Pero escribir es una forma de crear un
legado que sea apreciado por otros, una contribución a la literatura universal,
pero también es un intento de desterrar 
la soledad en la vida del escritor.
Por ello es triste que las mayores  obras de arte vengan de orígenes tan
depresivos.  Duele pensar que la mejor
obra que has leído vino gracias a al sufrimiento silencioso, y sin compañía, de
un escritor que necesitaba desahogar su mente. 
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| Hemingway | 
Hemingway dijo una vez: “Ser escritor, en la mejor situación,
es una vida solitaria”.  Lo único que
espera un escritor que usa sus noches solitarias para plasmar sus emociones en
papel es que sus palabras no sean en vano.

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