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Terror in Resonance (Zankyou no Terror)





Cuando se produce un ataque terrorista  en Tokio desata una ola pánico sin precedentes.  Lo más sorprendente del atentado, es que no produce muertos ni heridos, solo daños materiales.  La policía japonesa empieza a investigar teniendo como única evidencia un video lanzado por el grupo Sphinx, quienes claman ser los autores del atentado.  No solo eso, este grupo reta a las autoridades a un juego de acertijos y adivinanzas para evitar próximos atentados.  Un detective de nombre Shibazaki, es el único en poder seguirles el juego.


Este anime viene del director japonés: Shinichirō Watanabe.    Este director es conocido por haber dirigido series tan icónicas como Cowboy Bepop y Samurái Champloo.

Sin duda el gancho de la serie son los dos protagonistas, Nine y Twelve,  el dúo perfecto a pesar de los diferentes que son.   A medida que van pasando los capítulos  entendemos la razón de su química: comparten el pasado y sus objetivos.



Son personajes que se pueden categorizar como redondos.   En su dinámica interpersonal aparece un tercer personaje  cuya función es crear tensión entre ellos, Mishima lisa,   que se puede describir como la pata floja del grupo.

Más adelante aparecen dos personajes muy interesantes, Shibazaki y Five.     El primero es un detective en desgracia que es asignado a investigar el grupo Sphinx al ser el único  en descubrir los acertijos. El segundo personaje,  es una espía a servicio de los Estados Unidos que inesperadamente está relacionada con los protagonistas principales.

Esta serie es un anime original, no es una adaptación de la manga, de una sola temporada con 11 episodios.   En este tipo de animes siempre llega a un punto que sirve de inflexión que cambia la narrativa argumental,  aquí ese punto es donde el peso de la trama deja de recaer en los juegos del gato y el ratón entre la policía y los protagonistas, para pasar a un duelo con su pasado representado por Five.

A  primera vista, tanto la sinopsis y los primeros capítulos, esta serie prometía ser extraordinaria. Inclusivo llegaba a generar el nivel de interés que tuve por Death Note.    Pero al cambiar el argumento  y de ciertos tramas secundarios que no contribuían en nada,  la historia se volvió un lastre.  El último tramo pudo haberse manejado mejor.   El final fue un poco indiferente y sin pasión.


Los últimos 3 capítulos se nota claramente como aceleraron el ritmo para terminar la historia.
Si hay algo que reconocer es que no deja ningún cabo suelto.   Todos los detalles y misterios son aclarados.  El uso de la simbología  fue espectacular y con mucha coherencia,  en este apartado no hay mucho que criticar.  Sin caer en la sencillez de tratar al espectador todo, da entender perfectamente cada giro argumental.

Claro, no explican al detalle cada suceso, evento  o como el grupo planifica los atentos y construyen las bombas.

Algo que me llamo la atención fue como tocaron el tema del nacionalismo japonés y la actitud “perdedora” de post-guerra.   Aunque fue superficial y solo abarco un  episodio, narra muy bien como mentalidades revanchistas puede ocasionar  que se rompan los límites morales para rescatar glorias pasadas.

Hablando de  los temas que toca la serie, sutilmente,   hace una crítica de la enorme  sumisión característica que tiene la sociedad japonesa tanto al gobierno, como a las estructuras de poder,  a través del personaje de Lisa.               El personaje femenino que mayor metraje tiene durante la serie, refleja todas esas característica que se aquejan del  japonés joven promedio: débil, inseguro, manipulable, inútil, etc.



De la misma manera, Lisa al verse rodeada de los eventos terrorista para terminar siendo cómplice hace, de cierta forma, que vuelva a vivir.  Tener una persona con emociones.   Un punto atrevido  por decirlo así en una serie mainstream.

En general, la historia tiene aspecto muy poco creíbles, obviamente es fantasía,  pero tiene un sinfín de temas por tocar que se hace triste que no los abarque todos.   Se hace triste que muchas críticas sociales se hagan de forma superficial.   

El capítulo final me pareció que apelo  mucho al factor emocional,  no cuajo del todo con la solidez de los personajes.  Es como si quisieran dejar muertos a los pobres, realmente lo lamento, los pobres pudieron ser  mejor utilizados.   En líneas generales la serie fue buena, mas no alcanzo todo su potencial.

Ahora en el aspecto de animación y banda sonora, es extraordinario.       La formas en que se diseñan cada uno de los personajes  sumado a la maravillosa ambientación logrando  un magnifico tono de la historia.    No vi ningún un momento que hubiera incoherencias entre el uso de la banda sonora y las escenas en las cuales ambientada.



La animación es muy detallista, excesivamente realista.   Esto logra darle más realismo a una historia que quiere ser lo más creíble posible.   La escenografía retrata tan fielmente Tokio que me acorde de la película Garden of Words.    Me encanta como juega con las tomas para manejar una narrativa visual, debes estar atento,  muchas escenas  y cuadros mostrados tiene un doble significado según el contexto  de la historia.


La música compuesta por Yoko Kanno lograr darle  toda la emocionalidad  que la trama  usando combinaciones de jazz y rock.      

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